Desde que era pequeña me ha gustado leer historias de amor, ahora por fin me he atrevido yo a hacer una. Si tenéis alguna duda o queréis decirme algo sobre la historia dejar vuestro comentario abajo. Espero que os guste y gracias por la visita.

domingo, 1 de enero de 2012

Advertencia!

Chic@s, no sé si os gusta o no esta novela pero me gustaría avisaros de que no la voy a seguir. Estoy escribiendo  la otra '' Tu y yo'' http://tuyyojb.blogspot.com/ y no tengo tiempo para seguir con esta. Además he empezado a escribir también otra historia pero de momento voy a seguir con ''tu y yo''. Si veo que progreso escribiendo la que estoy comenzando pues la empezaré a publicar pero de momento solo voy a publicar la otra. Gracias por seguirme en este blog y siento mucho no poder seguir esta historia. 
Un saludo. 
Paula.

viernes, 14 de octubre de 2011

Capítulo 3

3.- El niño mimado
Cuando la puerta se abrió ante mis ojos pude ver con claridad el chico que había estado imaginando. No era la imagen que más me esperaba de él porque yo pensé que vendría vestido formalmente y no, no venía así. Traía una sudadera de Vazva azul, unos vaqueros flojos sujetados por un cinturón blanco y un par de tenis All Star. El bañador lo tenía por debajo del pantalón. Su físico me reveló quien era ese chico. Sus ojos eran de color azul mar, su pelo era negro y su piel era pálida tanto que parecía que desprendía luz. Su estatura más o menos era igual que la mía y la sonrisa de idiota que llevaba en su cara me hizo ver quien era ese chico. Era Álex. Nunca me había imaginado que un chico que acostumbra a colarse en casas ajenas fuera de tan distinguida familia. Al verle comprendí a que venía la última frase que había oído decirle antes de que se marchara: ‘’ Creo que nos volveremos a ver asique no te preocupes ya te lo explicaré todo con calma. Adiós, Paula’’. El muy creído lo sabía todo y no me había dicho que nos íbamos a volver a ver esta tarde. En ese momento le miré con rabia por no haberme dicho quién era. Él en cambio se limitó a mirarme divertido. En ese momento todos los pensamientos anteriores que había tenido sobre él se desvanecían y aparecían otros nuevos como el odio que empezaba a sentir por él.
Mi tía en cambio le miraba con cara de amabilidad. Le hizo un gesto para que pasara y Álex le hizo caso. Cuando ya estábamos en el salón empezó la conversación.
-Mi querido niño, que mayor estás- observó mi tía mientras él se sentaba en el salón.- Ésta es mi sobrina Paula que acaba de llegar al pueblo- me señaló y me hizo un gesto para que me presentara ante él y aunque estaba de muy mal humor gracias a ese señorito, no me quedó más remedio que presentarme si no quería tener un problema grave con mi tía. He de decir que en ese momento me entraron unas ganas de contarle a mi tía que ese mismo señorito que estaba delante de ella fue también el mismo que se coló por la verja que rodea la finca para hacer su propia exploración pero me contuve las ganas.
- Hola- dije finalmente de mala gana.
-Encantado, me llamo Alejandro pero mis amigos me llaman Álex- contestó sonriendo y mirándome otra vez con aire divertido. Como si le gustara hacerme enfadar. En definitiva, con ese chico no me entenderé nunca.
-Lo dejaremos en Alejandro- dije furiosa y esperando a que mi tía se esfumara para poder decirle unas cuantas cositas a ese chaval.
-Lo de mis amigos iba por ti- añadió con tono irónico.
-Si me disculpáis tengo cosas que hacer- intervino mi tía.- Paula, cuando queráis daros un baño en el lago ya sabes dónde está.
Cuando ya se había ido mi tía aproveché y le dije a ese niño mimado unas cuantas cositas.
-¿Pero tú de qué vas? ¿Por qué no me dijiste que tus padres eran los señores que vinieron ayer a comer?-
-No sabía que tenía que dar todos mis datos personales la primera vez que conozco a una persona- dijo y otra vez se rió.
-Pero eso me lo tenías que haber dicho porque yo creí que eras un delincuente o alguien parecido.-
-Pues ahora ya sabes quién soy- dijo a la vez que me miraba fijamente. Un instante después se acercó a mí pero yo enseguida me alejé pues el simple hecho de estar a menos de 10 cm de él me ponía la carne de gallina y empezaba a temblar.- Quiero ir al lago, ¿me llevas hasta él, señorita?
-Como si no supieras donde está- mascullé.- Señorito Alejandro alias me cuelo en casas ajenas. ¿Tus padres saben lo que hiciste?-
-No, pero no creo que me digan nada después de todo soy su único hijo y me consienten cualquier cosa-
En ese momento pensé que nadie podía superar el  tono de creído que tenía ese chico. Aparte de eso era egocéntrico, irónico y se iba de gracioso.
-Bueno, ¿me llevas al lago o tengo que ir yo solito?- y puso una cara triste que se notaba que la fingía.
-Encantada me quedaría aquí sin ti pero por desgracia le dije a mi tía que me encargaría de ti. Me dijo que te enseñara la casa pero supongo que la conocerás muy bien. Y por si no lo sabes tus padres y mi tía planean que nos convirtamos en algo más que amigos no sé si tu coeficiente mental sabe lo que significa eso.-
-Sé lo que significa y me lo suponía porque también me avisaron a mí de que tenía que hacerme muy amigo tuyo aunque tú no me lo pones fácil.-
-Y nunca te lo pondré, básicamente porque me has caído fatal-.
-No dirás eso cuando te cuente la historia de la cueva- dijo.- Ah no, que no puedo porque no te he caído bien-.
-Serás…-
- ¿Guapo?- dijo descaradamente.- Eso ya lo sabía pero gracias por ese alago-.
-Iba decir estúpido pero lo cambio por superficial y creído.
-Bueno no quiero pelearme con mi futura novia asique… ¿Por qué mejor no vamos andando hasta el lago y te explico lo de la cueva?-
-Vale pero retira eso de que seré tu novia porque ni tú mismo te lo crees-.
- ¿Te crees que no me fijé en cómo me mirabas en la cabaña de Nico? Porque me mirabas con cara de ojalá fuera mi novio, asique te estoy poniendo las cosas fáciles ahora mismo-.
-Puede que antes te mirara así pero porque no sabía cómo eras-.
-¿Y cómo era antes de que me conocieras?-
-¿Para qué lo quieres saber?-
-Para cambiar a mejor, ¿no?- y se rió a la vez que me abría la puerta para salir hacia el lago.- Adelante, señorita- y me hizo un gesto que me pareció muy agradable después de que había conocido su parte grosera.
-¿Y por qué quieres cambiar?-
-¿Siempre haces tantas preguntas? Porque antes también me hinchaste a preguntas.-
-Bueno vale ya me callo entonces.- dije enfadada con la rabia que me volvió a provocar.
- No he dicho que te callaras solo digo que haces demasiadas preguntas. Eres demasiado cotilla.-
-¿Cómo dices?- En ese momento quise pegarle una cachetada pero pensé en que ahogarlo en el lago sería mejor asique esperé a que llegáramos.
-No te lo tomes a mal pero preguntas demasiado y le buscas los porqués a las cosas-.
-¡Por lo menos yo soy mucho más educada y más amable con la gente que apenas conozco y no soy tan descarada como tú!- le grité.
-¿Estamos discutiendo?-
-Supongo. Y aun a riesgo de que me llames cotilla… ¿Por qué lo preguntas?-
-Pues no te lo iba a volver a decir al ver que te afectó tanto pero es que soy demasiado sincero- dijo sin contestar a lo que le había preguntado.- Lo pregunto porque es raro que un chico y una chica discutan a no ser que sean una pareja.-
- ¡Que te quede claro tú a mí no me gustas!-
-Eso lo dices porque aún nos estamos conociendo- añadió riéndose.
Iba a contestar cuando por fin llegamos al lago y quise dejar todo ese tema a un lado. Me dirigí cerca del agua para extender mi toalla y dejé mi bolsa en el suelo. Luego me quité la camiseta y el pantalón. Álex ya se  había quitado la camiseta mucho antes que yo y he de reconocer que no estaba nada mal pero quise hacerme pensar a mí misma que era un horror. Me acerqué a la orilla del lago y mojé el pie derecho cuando noté que el agua estaba helada y a pesar del calor que hacía no soportaba el agua tan fría pero por desgracia cuando quise darme la vuelta el idiota de Álex me cogió en brazos y se metió en el agua conmigo en el colo y a pesar de que le supliqué que volviera a la orilla no me hizo caso. Cuando estaba más o menos en mitad del lago me dejó caer y me mojé de lleno en el agua, entonces sentí la necesidad de vengarme. Lo primero que se me ocurrió fue sumergirle la cabeza en el agua y lo hice pero no duró más de dos minutos debajo del agua ya que me superaba en fuerza.

domingo, 18 de septiembre de 2011

capítulo 2

2.- Nuevo mundo
Desayuné en la terraza con el Sol ya en lo alto del cielo. En ese momento me entraron ganas de ver qué hora era asique giré mi brazo izquierdo para verla en mi nuevo reloj pero éste no estaba y entonces me acordé de que me lo había quitado después de cenar para no estropearlo mientras dormía.
Más tarde sobre las doce de la mañana fui a investigar un poco por los alrededores de la casa. Pasé por el maravilloso lago en el que unas horas más tarde tendría que bañarme con el hijo mimado de una pareja del pueblo. En ese momento tuve ganas de escaparme por la enorme alambrada que cerraba el recinto pero me contuve. Cuando acabé el recorrido por el lago me adentré en el bosque. Era una mezcla de pinos, sauces llorones y matorrales. No es que fuera muy bonito a simple vista pero a mí me resultaba muy acogedor.
Cuando estaba más o menos por el centro del bosque caí en la cuenta de ya debería ser tarde y debería regresar pero entonces vi una cueva entre dos enormes matorrales. Me extrañó mucho encontrármela en medio de un bosque y quise ir a ver a donde conducía. También me sorprendió mucho que a la entrada hubiera una antorcha y aunque estaba un poco aturdida por los sucesos de la noche anterior cogí la antorcha y me dispuse a ver a donde llegaba la cueva. Recé para que al final hubiera una salida de la finca de mi tía. Caminé durante aproximadamente quince minutos y no había ni una seña de la que cueva terminara hasta que vi una pequeña luz al final y aunque tengo que reconocer que tenía miedo me armé de valor y me dispuse a llegar al final.
Cuando por fin llegué a la salida vi un precioso paisaje: una casita entre dos árboles enormes rodeada por un jardín. Al fondo se veía un pequeño camino que conduciría a algún sitio. abía que no debía entrar pues eso me llevaría a invadir una propiedad privada pero al ver que la puerta estaba abierta y que no había nadie dentro no me pude aguantar las ganas. Me asomé a la ventana para comprobar si en verdad no había nadie dentro y así era. La casita estaba vacía. Me aproximé hacia la puerta y entré. Era una casita pequeña pero era una monada. Era de dos plantas. En la de abajo estaba el salón, el baño y la cocina y en el piso de arriba estaban dos habitaciones. Una de un matrimonio y otra individual asique supuse que los dueños de la casa serían una familia con un hijo. Cuando quise salir un chico me cerró la puerta y me hizo un montón de preguntas.
-¿Quién eres y qué haces aquí?- me preguntó justo cuando cerraba la puerta.
-Perdona-dije.-Pensé que casa estaba vacía y como no soy de aquí, lo siento.
-¿Qué no eres de aquí? ¿Y de dónde eres?- me dijo extrañado.
-Pues de la casa que está al otro lado de la cueva. Desde hace un día estoy viviendo allí con mi tía.- Entonces me di cuenta de lo guapo que era el chico. Tenía los ojos azules y a pesar de las ojeras que tenía eran preciosos. Su pelo era negro y su piel blanca. Nunca había visto a un chico con esas características.
-Pues ya estás marchándote de aquí, no tienes ningún derecho a entrar en una propiedad que no es tuya.-
-¿Y tú vives aquí?- pregunté por pura curiosidad.
-No pero un buen amigo mío, sí.-
-Ah vale. Entonces ya me voy perdona- dije avergonzadamente pero cuando estaba abriendo la puerta el me detuvo.
-¿Cómo dijiste que habías llegado aquí?-
-Por esa cueva que hay ahí al fondo.- contesté y él reaccionó mirándome extrañado.
-¿Y has estado alguna vez aquí?- Entonces me sorprendí al ver a un pastor alemán entrar por la puerta. Fui a abrazarlo y de repente escuché otra voz.
- Ya vale de tantas caricias que no soy una mascota- me di cuenta de que el animal hablaba y me sorprendí muchísimo.
-Por tu forma de actuar ahora supongo que es la primera vez que vienes- dijo el chico sonriendo.
Que sonrisa más bonita pensé para mí. ¿Cómo puede gustarme un chico si aún lo acabo de ver por primera vez? Pensé para mí y luego supuse que sería amor a primera vista.
-Sí, es la primera vez y me gustaría que me explicarais que está pasando aquí porque en mi mundo los animales no hablan.-
-Ni en el mío tampoco pero te aseguro que aquí todos los animales hablan y son bastante parlanchines en ese sentido- me dijo es chico.- Por cierto me llamo Álex, ¿y tú?-
-Yo me llamo Paula- dije rápidamente y luego continué.- Asique supongo que tu vienes también del mundo real ¿no?-
Entonces me habló otra vez el pastor alemán.- Nosotros también somos reales solo que no estamos en ‘’tu mundo’’ estamos en el nuestro y aquí vivimos perfectamente.-
-Y ¿cómo es esto posible? O sea lo de que los animales puedan hablar y eso.-
-Pues es una historia bastante larga- dijo Álex.-Si tienes tiempo… te la contaremos.-
Y de repente se me pasó por la cabeza mirar el reloj. Era la una y media, ya era tarde.
-Lo siento pero ahora mismo voy un poco justa con el tiempo. Me tengo que ir pero volveré. Solo tengo una pregunta más- me dirigí mirando a Álex.- ¿Tú vienes también del mundo del otro lado de la cueva?-
-Sí.- Dijo finalmente.
- Entonces ¿cómo conseguiste entrar en la cueva? Porque el recinto que la rodea es privado.
- Dijiste que solo era una pregunta, pero te la contestaré aunque no creo que haga falta porque sé lo que estás pensando ahora mismo y sí, me he colado por ahí.- dijo mirándome con aire divertido.- Bueno yo también me voy contigo que también es tarde para mí. Chao, Nico nos vemos luego.-
Me abrió gentilmente la puerta y me dejó pasar delante. Cuando estábamos a punto de salir de la cueva le pregunté:
- ¿Y cómo descubriste este lugar? -
- Por casualidad estaba paseando por los alrededores y la vi. Me extrañó que hubiera una cueva en medio de un bosque asique no puede aguantarme las ganas de entrar y ver que era.
- ¿Y qué hacías por este bosque? -
-¿Por qué me estás preguntando tantas cosas?- me preguntó saliendo ya de la cueva.
-Porque quiero ver qué clase de gente se cuela por aquí y si no quieres que se lo diga a mi tía es mejor que me contestes.- Me arrepentí de decir eso al ver la cara de payaso que puso.
-Díselo, no me importa.
Y se marchó corriendo hacía la alambrada. Trepó por ella y salió ileso lo cual me pareció extraño porque pensé que sería una alambrada eléctrica. Luego me dirigió otra sonrisa divertida y me gritó:
-Creo que nos volveremos a ver asique no te preocupes ya te lo explicaré todo con calma. Adiós, Paula.-
Y se marchó andando lentamente como si nada hubiera pasado. En ese momento estaba pensando que era un chulo y un idiota pero a la vez no podía quitarme de la cabeza lo guapo que me había parecido. Me odiaba a mí misma por fijarme en un chico tan idiota como él.
El camino de vuelta se me hizo eterno, más que nada porque no daba encontrado la salida del bosque. Cuando estaba caminando por el lago me puse a imaginar cómo sería el chico con el que tendría que pasar toda la tarde pero ninguna imagen se me venía a la cabeza. En una equina del lago había una roca alta y grande. Estaba demasiado cansada como para seguir andando hasta la casa porque aún quedaba un buen trozo de camino asique decidí sentarme en esa roca con cuidado para no caerme al lago pero tropecé y me caí justo en la parte más onda.
Cuando llegué a casa mi tía me vio mojada y me empezó a reñir.
-¿Cuándo conseguirás ser una señorita de verdad?- exclamó con ironía. – ¿Me puedes decir por qué estás mojada?-
-Es que me he caído al lago en un descuido- contesté tímidamente. – Lo siento.
-Pues venga vete rápido a cambiarte y ponte ya el bikini porque después de comer vendrá el hijo de la pareja tan encantadora de ayer- me gritó mi tía mientras subía a mi habitación.
Me puse el primer bikini que encontré, un short y una camiseta de tiras. No me preocupé mucho por mi aspecto asique cogí lo primero que vi. Solo deseaba que este día acabara para poder ir otra vez al mundo que hay detrás de aquella cueva que había visitado por la mañana. Me até el pelo con una de las gomas que vi en el cuarto de baño y me hice una coleta de caballo. Cuando acabé mi estómago empezó a rugir. Tenía hambre. Bajé rápidamente a comer, por suerte para mí había mi comida favorita. Espaguetis a la boloñesa tal y como me gustaban. Repetí dos veces y luego tomé el postre. Cuando acabé de comer mi tía me mandó que fuera a lavarme los dientes y que me pusiera otro peinado más bonito pues según ella la coleta de caballo no me favorecía. Como no tenía otra cosa que hacer, después de lavarme los dientes me puse dos coletas caídas una a cada lado. Luego, bajé por las escaleras sin ninguna prisa y me dirigí hacia el salón. Encendí la televisión y puse Aquí no hay quién viva pero de pronto sonó el timbre. Supuse que sería el chico mimado asique apagué la televisión y acompañé a mi tía a abrir la puerta. Cuando la abrió me llevé una gran sorpresa.

viernes, 16 de septiembre de 2011

capítulo uno

            1-. Cambios
Desde que tengo conciencia de razón siempre he pensado que no soy una persona como cualquier otra. No soy de las chicas con las que se puede ligar a la primera y tampoco de las que le gusta mucho llamar la atención. Soy de las personas que valoran mucho a sus amigos y que les gusta sacar partido a lo que hacen. Por supuesto estoy dando a entender que soy bastante cursi y creo que lo soy. La gente no es que me odie pero tampoco llega a apreciarme como persona más que nada porque no soy muy buena en crear relaciones de amistad. Tengo unos cuantos amigos con los que me llevo muy bien pero no tengo nada más que eso. He tenido un novio pero desde que me dejó no lo he visto más. Se alejó de mí y aun no me dijo la causa. Supongo que es porque  tampoco soy muy buena en una relación de pareja. Me dejaba llevar por lo que sentía y eso solo hizo que la ruptura fuera más complicada para mí, pero a pesar de todo eso he logrado salir a delante con ayuda de mis mejores amigos, que, aunque solo sean tres no los cambiaría por nada. Me llamo Paula y tengo quince años y aquí empieza la aventura de mi vida.
Desde los 4 años he vivido en un colegio internado porque mis padres habían fallecido en un accidente de coche y mi tía, que quedó como tutora legal de mí, no podía hacerse cargo porque su marido era jugador de baloncesto profesional y siempre estaba de viaje con él, así que un juez le aconsejó que me internaran en un colegio las veinticuatro horas del día todos los días del año. Para su desgracia hoy cumplo quince años y ya no puedo seguir en la escuela por mi edad.
Por lo visto ahora ella está viuda y vive en un pequeño pueblo donde apenas hay gente. Ahora mismo estará por llegar con su coche de lujo que seguramente se compró con el dinero que le dejó su querido esposo. Mientras yo estoy en un asqueroso banco lleno de suciedad por todas partes esperando a que llegue para que me lleve a su maravillosa casa, en un pueblo donde no conozco a nadie y teniendo que dejar atrás a mis amigos con los que he convivido estos últimos once años.
De pronto escuché una voz que debía de venir de dentro del colegio.-Eh, Paula. ¿No te irás sin despedirte de tu mejor amiga? Porque eso sería muy descarado por tu parte. – Era Tatiana que venía a despedirse de mí.
-Pues yo pensé que ya me había despedido hoy, después de desayunar- comenté yo y luego me dirigí hacia ella y le di un abrazo – No sé cómo haré para sobrevivir sin tus consejos y tus riñas.-
- ¿Para qué están los teléfonos móviles? – Dijo con ironía Tatiana al mismo tiempo que sonreía.- Recuerda que me tienes que poner al tanto de todo, como me entere de que tienes novio y no me lo dices te mato.-
-Tranquila que no creo que encuentre a nadie en un pueblo donde apenas hay gente. Supongo que solo habrá señores mayores, pero aun así te avisaré de todo.- Y de pronto sentí unas enormes ganas de llorar.
-Eso era lo que quería oír, y no me llores, ¿me escuchas?- me advirtió y luego me volvió a abrazar.
- Pero es tan insoportable todo esto. Con lo mucho que me llevó acostumbrarme a este sitio y ahora me tengo que ir, ¡no lo aguanto!- Enseguida apareció mi tía que iba vestida tan exótica como siempre. Con todas sus joyas de mejor calidad, su ropa de seda y un sombrero que a saber de qué época era.- Adiós. Te quiero mucho y también dile a Rebecca y a Sol que las quiero muchísimo y que las voy a echar de menos.-
-Eso está hecho y ten por seguro que nos volveremos a ver. En cuanto menos te lo esperes me tendrás de visita en la mansión de tu tía asique vete preparándome una buena suite con las mejores vistas de la casa- dijo Tatiana.- Y yo también te quiero mucho, guapa. Alégrate, que por fin sales de aquí a vivir a un sitio mejor.
-Como si pudiera alegrarme. Tú no sabes que tormento pasaré estos días en que no conozco a nadie, aunque posiblemente nunca conoceré a nadie en un lugar como ese. – Y enseguida mi tía empezó a chillarme para que me subiera al coche.
Me dirigí hacia ella tratando de no mirar atrás pues sabía que eso solo empeoraría las cosas.
Enseguida mi tía empezó a criticar mi forma de vestir.- Niña, ¿cómo puedes ir vestida así? Esos pantalones tan ajustados no te favorecen nada. Te hacen parecer un palillo.
Yo traté de no enfadarme, quería que mi primer día con ella fuera lo menos agitado posible pero hasta una santa agota su paciencia con ella y después de criticar mi ropa y mi pelo empezó con mis uñas y siguió con mis zapatos y yo que no soy muy paciente que digamos, me cansé y le dije: - Así soy yo, así me educaron aquí y si no te gusta no es mi problema.-
-Una señorita nunca hablaría así. En fin tendremos que pasar por la ciudad a comprarte algo más apropiado para ti- le dijo al chófer.-Venga súbete al coche de una vez que no vamos a llegar a las tres para comer y hoy vienen unos señores muy importantes con su hijo a comer con nosotras.
Como si no fuera poco aparte de aguantar a mi tía, hoy también tendría que aguantar a una pareja de señores seguramente del mismo carácter que mi tía con su hijo perfecto.  Conociéndola también me intentaría juntar con el crío que viniera a saber las tonterías que haría para que yo me acercara a él.
-El chiquillo es de mui buena familia y casualmente es de la misma edad que tú-
<< Qué suerte la mía>>pensé irónicamente.
La prueba que faltaba para comprobar que mi tía en realidad solo me utilizaba para acercarse, a saber con qué fines, a esa pareja.
Nada más montar en el coche me empezó a decir como tenía que comportarme. Que si no debía poner los codos encima de la mesa, que no podía cruzar las piernas en público… También me comentó que tenía que ir a enseñarle la mansión al chico asique tendríamos que llegar los más pronto posible para que ella me enseñara la gran casa y aprenderme de memoria donde quedaba cada cosa. ¡Cómo si no tuviera ya bastante con lo de ir a vivir con ella y aguantar a una pareja y a su hijo que son desconocidos para mí que ahora tengo que también tratar de enseñarle la casa lo más correctamente posible! En el momento que se pasó por la cabeza eso quise escarparme por la ventana del coche pero con mi mala suerte me habría castigado mi tía a saber cómo.
Cuando por fin llegamos a la tienda la dependienta ya nos estaba esperando entonces comprendí que mi tía le había dicho al chófer que íbamos a comprar a la ciudad con la intención de reservar la tienda para nosotras solas. ¡Qué ingenioso y que egoísta por su parte! Pensé para mí misma.
Me puse tres vestidos para unas fiestas que había comentado mi tía que haría. En verdad no me disgustaban tanto como yo pensé que me iban a quedar, sobre todo uno que era de azul cielo con brillantes por el escote.
Luego tuve que probarme dos faldas, a pesar de que le supliqué a mi tía que odiaba ponérmelas, y también me probé tres blusas, dos camisetas, cinco pantalones y cuatro camisetas de manga corta y de tiras.
Por el tamaño que tenían las bolsas y lo que deberían de pesar parecía que habíamos comprado la tienda entera. Yo me dirigía a cogerlas cuando el chófer vino hacia mí y me dijo:- Señorita, no hace falta que lleve usted eso ya me encargo yo.-
-Muy amable pero no. Esta ropa es para mí y debo llevarla yo. Es mi deber.- Contesté yo lo más formalmente posible ya que el chófer me había hablado bien. De pronto me dio curiosidad saber su nombre. - ¿Y cómo se llama usted? , si puedo saberlo claro.-
- Mi nombre es José Antonio.
Por su aspecto debería de tener entre los 50 y 55 años. Se le veía cansado y sus ojeras delataban que no dormía muy bien por las noches. Pero a pesar de eso me pareció que me iba a llevar muy bien con él.
-Encantada, yo me llamo Paula.
De repente mi tía nos interrumpió y me hizo una seña para que entrara en el coche. Era la una y el pueblo quedaba a unos cuarenta y cinco minutos de la ciudad si no había tráfico pero como era lunes posiblemente a esas horas había más tráfico que por la mañana.
No conseguimos llegar hasta las dos. Entramos con el coche por un portalón enorme que conducía a un gran jardín lleno de rosas rojas. Enseguida mi tía me gritó para que fuera con ella a dentro de la casa. Lo primero que vi fue una entrada enorme con una lámpara en el centro. Enfrente a la puerta había unas escaleras y a los lados dos puertas. Seguí a mi tía que me llevó por la puerta de la izquierda que era la cocina que se comunicaba con el comedor que suponiendo su situación era la puerta de la derecha. El salón estaba al lado del comedor y estaban comunicados entre sí. Luego subimos por las escaleras centrales y llegamos a las habitaciones. Primero me enseñó la mía. Era muy grande y tenía un balcón muy espacioso. Estaba pintada de rosa y aunque ese color no me gustaba mucho tenía que admitir que no me disgustaba como quedaba. La cama estaba pegada a la pared de la izquierda y seguidamente se encontraba una mesita de noche. Había dos puertas. Una era el armario y he de decir que era enorme y la otra era el cuarto de baño. También había un escritorio con una televisión y un ordenador portátil.
De pronto mi tía me dijo:- Espero que te guste. Mandé que la prepararan especialmente para ti.-
Yo no me podía quejar después de ver todos los lujos que había y le dije:- Gracias tía. Me encanta, es una habitación muy espaciosa.-
-Si quieres decorarla a tu manera me lo dices y mañana vamos a la ciudad.-
-No hace falta está muy bien.- Contesté con alegría pues no me imaginé que mi tía fuera a portarse así conmigo. Pensé que ella creía que yo era una carga pero por la forma de portarse con mi cuarto parecía todo lo contrario.
Luego me mostró su habitación y otras dos más. Seguidamente me dijo que me cambiara de ropa y que me pusiera una de las faldas que me había comprado. Me fui para mi habitación y, a pesar de mi odio por las faldas me puse una con otra de las camisetas que me había comprado mi tía. Después volví a inspeccionar por mí misma la casa para ver si no se me olvidaba nada y efectivamente no me había olvidado de nada. Encendí el ordenador y lo actualicé a mi manera. Me descargue el Messenger y Google Chrome. Luego me conecté al Tuenti con la esperanza de que alguna de mis amigas estuviera conectada y así era. Estaba Rebecca que enseguida me pidió descripción de todo. Yo le conté lo frustrante que fue ir de compras con mi tía ya que ella decidió toda la ropa que tuve que comprarme pero que la habitación era en verdad una pasada y que era una pena que ellas no estuvieran conmigo para disfrutarlo. Cuando ella se marchó a comer quedaba solo media hora para que vinieran los queridos invitados asique decidí bajar a ver cómo iba mi tía con toda la organización. No necesitó que hiciera nada asique me pasé la media hora que quedaba en el salón viendo Los Simpsons.
Cuando sonó el timbre enseguida me dirigí a la entrada junto a mi tía. Mientras el mayordomo abría la puerta yo me peiné el pelo lo más rápido posible. Cuando la puerta se abrió vi a un hombre y una mujer de una mediana edad. Enseguida busqué a su hijo pero éste no estaba.
-¿Y el chiquillo?- preguntó mi tía con curiosidad.
-No quiso venir. Lo siento mucho, Vilma- dijo la mujer.
-No pasa nada. Esta es mi sobrina, Paula.-presumió mi tía.
-Encantada- dije yo intentado quedar lo más formal mente posible.
-Vilma, tengo que decirle que tiene una sobrina muy formal para tener la edad que tiene. Si nuestro hijo tuviera la misma educación que tiene su sobrina sería un perfecto caballero- le comentó el hombre a mi tía.
-Pero por favor pasad- les indicó.-Por ahí está el comedor.
Cada uno se sentó en una silla y por supuesto mi tía en el centro. Durante toda la comida yo estuve media dormida pues las conversaciones que tenían tres personas mayores no me interesaban. Aun así intenté quedar bien delante de ellos. No quería que mi reputación quedara mal delante de una de las parejas más ricas del pueblo por no pensar en que mi tía me castigaría como no quedara bien.  Iban a dar las cinco cuando acabamos de comer. Mi tía llevó a la elegante pareja a dar un paseo por el enorme jardín que había por la casa. También dieron un paseo por el lago que se hallaba dentro del recinto y por debajo de unos enormes árboles que formaban algo parecido a un bosque.
Cuando volvieron de dar el paseo yo estaba en mi habitación leyendo Oscuros. De pronto escuché ruidos en el piso de abajo y quise saber que estaba sucediendo. Cuando conseguí  llegar a mi destino mi tía y sus acompañantes estaban en la terraza tomando un café asique supuse que serían ellos los que causarían tal ruido pero cuando quise subir otra vez a mi habitación volví a escuchar tal ruido y ellos no se habían ni inmutado por lo que me sorprendí. Esa fue la primera vez que tuve un mal presentimiento. Me empezó a doler tanto el estómago y la cabeza que no pude ir a investigar nada. Supuse que serían los nervios los causantes de mi dolor e intenté tranquilizarme.
Cuando los elegantes acompañantes de mi tía se marcharon serían más o menos las diez de la noche. Yo estaría en mi nuevo ordenador portátil bajándome una película para poder ver esta noche.
Una hora aproximadamente más tarde, mi tía me llamó para ir a cenar. Estuvimos hablando sobre política. No era un tema que me interesara mucho pero más o menos me defendía bien. Y después de un rato de silencio mi tía me dijo que mañana por la tarde vendría sin falta el hijo de la pareja elegante para darse un baño en el lago ya que era verano y casi siempre hacía sol.  Entonces ya no tuve ninguna duda en que mi tía quería que yo me hiciera novia de ese chico pero por lo que el padre había dicho de él me parecía el típico niño mimado que siempre consigue lo que quiere. Con lo que yo odiaba a ese tipo de chicos y tenía que pasarme una tarde entera con uno. Y como no quería estar con uno de ese tipo recé todo lo que pude para que mañana lloviera y así ese chico no podía venir. Cuando acabé de cenar quise ayudar a recoger la mesa pero mi tía me lo impidió y me dijo que ese es el trabajo de las criadas que para eso están. A mi sinceramente me parecía un poco mal ya que las pobres aún no habían cenado pero me tuve que aguantar e irme para mi cuarto. Estuve viendo Titanic hasta que me quedé completamente dormida. Al despertar me extrañé mucho pues mi ordenador estaba apagado y encima del escritorio entonces le pregunté a mi tía si ella me había quitado el ordenador de encima cuando estaba durmiendo y me dijo que no había entrado en mi habitación en toda la noche. También se lo pregunté a casi todos los criados de la casa i todos me dijeron que no y esa fue otra de las situaciones que me provocó otro mal presentimiento.